NAVIDADES VERDES, ECOLÓGICAS Y SOSTENIBLES


Las navidades están a la vuelta de la esquina. Quien más y quien menos ya piensa en  volver a reunirse con toda la familia y en disfrutar de estas fiestas con alegría. Sin embargo, estas fechas también podrían servirnos para recapacitar sobre la necesidad de vivir la Navidad de una forma responsable. Las celebraciones navideñas no solo pasan factura a los estómagos y a los bolsillos, por este motivo nos gustaría ofreceros algunos consejos para que, además de pasarlo bien con vuestros familiares y amig@s, mantengáis una actitud que reduzca el impacto ambiental y las consecuencias negativas del consumo.

Antes de comprar un regalo. 

Lo primero que hay que hacer antes de comprar algo es reflexionar sobre si la persona en cuestión realmente lo necesita. Una vez que se ha decidido adquirir el producto, es importante intentar averiguar cómo ha sido fabricado, si en su proceso de producción ha sido perjudicado el medioambiente o si se han vulnerado los derechos humanos. También hay que plantearse que siempre será más sostenible comprar a productores locales que en las grandes superficies comerciales.

Durante la navidad somos bombardeados por miles de mensajes publicitarios, rebosantes de buenos sentimientos en defensa de los valores familiares y la solidaridad. Sin embargo, la canalización de todos estos sentimientos casi siempre va encaminada a la consecución de un objetivo: incrementar las ventas a través del consumo asociado a estas fiestas.

Pero nos debemos preguntar, ¿realmente somos más felices cuanto más consumimos? Numerosos estudios demuestran que el crecimiento económico y el aumento del consumo material, no mejoran nuestra calidad de vida, no repercute en un mayor grado de satisfacción personal. Por lo tanto, ¿por qué seguimos echando leña al fuego de esta realidad económico-social?, ¿por qué nos dejamos engañar de esta manera tan superficial?, ¿por qué agredimos así a nuestro planeta? 

Echar la vista atrás y comprobar que, no hace tanto tiempo, éramos felices celebrando la Navidad de otra manera, es una forma más de darnos cuenta de que existen alternativas al modelo de consumo actual.

Ahorro energético.

Ya nadie duda de que el consumo energético está causando graves problemas a nuestro ecosistema. Ahora que la crisis bioclimática hace visibles sus efectos, es el momento de poner en práctica medidas de eficiencia energética que minimicen el impacto de nuestras acciones:
  • Reducir al máximo la utilización del coche o hacer uso del transporte colectivo.
  • Evitar los adornos navideños que consumen energía.
  • Desconectar los aparatos eléctricos cuando no estén funcionando. Los aparatos en modo standby incrementan nuestras facturas entre un 10 y un 20%.
  • Utilizar electrodomésticos eficientes y prescindir de aquellos que sean innecesarios. No es preciso derrochar energía para cepillarnos los dientes, abrir una lata, mondar una fruta o pelar una patata. 
  • La temperatura de la vivienda debe mantenerse acorde con la época del año. No es necesario llevar un jersey en verano y manga corta en invierno.
  • Usar bombillas de bajo consumo.
  • Aprovechar el calor residual en la preparación de los alimentos que se cocinan en el horno.
  • Consumir productos locales y en mercados de proximidad también supone una disminución del derroche energético, ya que su producción y transporte implican un coste menor en el gasto de combustible.       
Disminución de los residuos.

Los envases y embalajes son un problema serio para la conservación de la biodiversidad. Un 30% de la basura doméstica son residuos orgánicos y el resto lo constituyen envases. Este porcentaje crece sin cesar y durante las navidades se dispara por las nubes. Para fabricar esta abundancia de plásticos y envoltorios se destruyen recursos naturales, se contamina el agua y la atmósfera y, tanto en su confección como en su reciclaje, se despilfarran enormes cantidades de energía. Además, cuando se convierten en residuos tienen una notable repercusión ambiental. 

Mientras que el resto del año cada persona genera un kilo y medio de basura al día, hace 20 años no se llegaba ni a 500 gramos. Durante estas fechas se pueden alcanzar los tres kilos diarios, y la mitad son envases que ni siquiera se reciclan. 

Se puede reducir esta cifra poniendo en práctica los siguientes consejos:
  • Cada vez que se compre algo es importante pensar cuántos residuos genera aquello que consumimos.
  • Evitar los productos de “usar y tirar”. 
  • Rechazar las bolsas de plástico que dan en los comercios y llevar bolsas de tela o el clásico carrito de la compra. 
  • Hacer un ejercicio de creatividad antes de deshacernos de las cosas, muchas de ellas pueden reutilizarse con un poco de imaginación. 
  • Evitar las latas y los alimentos con muchos envases o excesivamente embalados. Por otra parte, os recordamos que las fiambreras y los tarros de cristal son una alternativa mucho más saludable y ecológica para guardar los alimentos frente al papel film o de aluminio. 
  • Comprar el contenido y no el envase. Muchas veces se paga más por los envoltorios que se tiran directamente a la basura que por el producto en sí. 
  • Elegir productos con envases retornables o reutilizables. 
  • No tirar el papel de regalo, se puede guardar para otras ocasiones. 
  • En Navidad se reciben muchas tarjetas de felicitación, aprovecharlas como papel reutilizable es una opción antes de deshacernos de ellas.
  • Separar correctamente los residuos producidos para facilitar su reciclaje. 
Ahorro de agua.

El agua limpia es un recurso cada vez más escaso y, a pesar de que es esencial para la vida, se malgasta, desperdicia y contamina a un ritmo vertiginoso. A continuación os proponemos:
  • Colocar dispositivos de ahorro de agua en los grifos.
  • Cerrar el grifo mientras nos lavamos los dientes es un gesto con el que ahorramos hasta 12 litros de agua por minuto. 
  • Dúchate en lugar de bañarte y cierra el grifo mientras te enjabonas. Ahorrarás 150 litros de media cada vez. 
  • No uses el inodoro como cubo de basura. Coloca una papelera de aseo. Ahorrarás de 6 a 12 litros de agua.
  • Utiliza la lavadora y el lavavajillas con la carga completa y el programa adecuado. Al lavar a mano consumes un 40% más de agua.
  • Revisa los grifos y evita que goteen, ahorrarás unos 170 litros de agua al mes.
  • Emplea el agua sobrante de las jarras de las comidas y de lavar las verduras para regar las plantas.
  • Cierra levemente la llave de paso de la vivienda. No apreciarás la diferencia y ahorrarás una gran cantidad de agua diariamente.
Alimentación más ecológica y saludable.

Mientras en el mundo se producen alimentos suficientes para 12 mil millones de personas cada año se incrementa en 4 millones el número de afectados por la desnutrición, según los datos facilitados por la Organización para la Alimentación y la Agricultura (FAO). Una cifra que nos debería llevar a plantearnos qué papel jugamos en la búsqueda de soluciones al problema del hambre. En estas fechas se tiran hasta un 40% de los alimentos producidos, debido a las exigencias del mercado, los fallos en la distribución, defectos en la estética del producto, etc. 

En este sentido os aconsejamos que pongáis en marcha las siguientes recomendaciones.
  • Preparar la comida que se vaya a consumir, y guardar la que sobre para otra ocasión.
  • Recuperar la cocina tradicional, y cuidar la alimentación evitando la comida basura o precocinada, que implica más envasado y consumo de energía.
  • Consumir productos locales, frescos y de temporada o menos elaborados. Resultan más ecológicos, más sabrosos y más saludables. 

Árboles de Navidad: ¿Naturales, artificiales o reciclados?

Por estas fechas, los aficionados a montar el árbol de Navidad sueñan ya con sus luces de colores. Las fiestas se acercan, y llega la hora de rebuscar en los altillos de los armarios. De desempolvar los adornos navideños, las guirnaldas, los belenes y, quién sabe, de adquirir un nuevo abeto.

En un primer momento, parece evidente que el árbol artificial es la opción más ecológica. La razón es clara: no participar en el cultivo de árboles de invernadero que adornarán nuestras casas unos días para terminar en un contenedor de la basura, o secándose tras una mala replantación. Aunque, no siempre es oro todo lo que lo que reluce.

El árbol artificial está fabricado con componentes nocivos, entre los que se encuentran plásticos, fibras sintéticas y otros productos tóxicos. Así que, desgraciadamente, su compra no es tan verde como sus hojas. Si decidís adquirir un árbol artificial, tratad de mantenerlo el mayor número posible de años para limitar su impacto ambiental. El árbol natural, por su parte, es una posibilidad que requiere otro tipo de responsabilidades. Si se tiene espíritu verde, lo más lógico, es que no se compre si no es posible replantarlo con garantías.

Y, si ninguna de estas dos variables te convence... Construye tu propio árbol con materiales reciclados.

Finalmente, nos gustaría invitaros a recuperar la creatividad a la hora de celebrar estas fiestas. Tomando como punto de partida un modelo de consumo sostenible con el medio, para que no pasemos las navidades siendo esclavos de los sueños que nos venden las campañas publicitarias, y reflexionemos sobre el verdadero camino para alcanzar nuestros deseos. 






“No existe la Navidad ideal,
       solo la Navidad que decidamos crear
como reflejo de nuestros valores”. 

                                                                                     BILL MCKIBBEN.



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